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Marketing digital, comunicación y desarrollo de negocio para el sector legal


Si no sabes que el MARKETING LEGAL es tendencia, tú llegas tarde

MARKETING VS MARKETING LEGAL

El marketing legal se ha convertido de un tiempo a esta parte en un concepto esencial dentro del sector de los servicios jurídicos y la abogacía. Y es que existen una serie de características propias en este ámbito que determinan que bufetes, abogados, procuradores, notarios y peritos judiciales precisen un tratamiento diferenciado y especial dentro de su segmento, en todo lo referente a las estrategias de marketing a aplicar. Por tanto, el marketing legal no es nada más (y nada menos) que una especialización y adaptación de las técnicas y los conceptos del marketing general aplicada a las peculiaridades de los operadores jurídicos (tanto despachos de abogados unipersonales como grandes bufetes y demás actores del ámbito legal)

Si el marketing es un conjunto de técnicas que se emplean en toda empresa para hacer crecer tus ventas o tu cartera de clientes, darse a conocer o aumentar la visibilidad de un producto o servicio concreto de nuestra empresa, para diferenciarse de otras empresas del mismo sector, crear marca e incrementar la reputación de mi negocio, entonces el marketing legal aunará las estrategias para todo lo anterior en el ámbito empresarial de los servicios jurídicos de cualquier tipo.

PLAN DE MARKETING LEGAL

El plan de marketing legal es la herramienta básica con la que los profesionales del sector deberán trabajar. En dicho plan quedará definido nuestro bufete o despacho como marca, sus valores y señas distintivas, los clientes deseados y los objetivos que se pretenden alcanzar (crecimiento general, incremento de facturación o del número de clientes o asuntos de una o varias ramas, captación de talento o retención del mismo, etc.). Sobre la base de ese plan de marketing se fijarán las estrategias que marcarán las acciones a implementar para alcanzar los objetivos prefijados en el plan.

1)        ÁNALISIS.

En esta fase vamos a realizar un análisis de dentro afuera. Vamos a estudiarnos a nosotros como profesionales o empresas del sector legal pero también echaremos la vista al resto del sector.

Con respecto a lo de mirarnos el ombligo, nada nuevo, pues ya nuestros antiguos se dieron cuenta de dicha necesidad acuciante. El aforismo griego "Conócete a ti mismo" (γνωθι σεαυτόν,) ya quedó inscrito en la que fuera una de las siete maravillas de la antigüedad: el templo de Apolo en Delfos. Por y para ello, realizaremos una radiografía de nuestro despacho para conocernos mejor. Llevaremos a cabo un análisis DAFO (debilidades-fortalezas/amenazas-oportunidades) para poder visualizar claramente todas y cada una de las características, las buenas y las malas, que nos definen de modo esencial.

Precisamos también determinar nuestro buyer persona, que viene a ser una representación ficticia (pero basada en datos ciertos) del consumidor final-potencial de nuestros servicios jurídicos, que vendrá construida a partir de toda la información con que contemos: necesidades y motivaciones, formas de comportamiento de nuestros clientes. Y es que para entender qué necesitan de nuestro despacho de abogados y saber qué hace decantarse al posible cliente por nuestros servicios, hay que meterse en sus zapatos.

Dejamos ya de mirarnos en el espejo para abrir las ventanas y mirar afuera, porque debemos estar al corriente de las tendencias del sector jurídico pues ello nos dará pautas de actuación en muchos ámbitos (nuevos nichos de negocio, nuevas herramientas tecnológicas, etc.). De igual forma, observar qué hace nuestra competencia directa podrá ser muy revelador. Si el objetivo es llegar a hacerlo tan bien que todos nuestros competidores nos quieran copiar, para alcanzarlo será probable que debamos copiar primero algunas de las cosas que ellos hacen bien.

2)      DEFINICIÓN DE ESTRATEGIA

De la fase anterior se desprenderán verdades acerca de qué o quiénes somos y cómo somos como profesionales o como empresa de servicios jurídicos. Pues bien, una vez hecho lo anterior tocará definir qué queremos ser, cuándo queremos serlo y qué tenemos que hacer para cambiar. En esta fase vamos a definir nuestro nuevo, pero con los pies en la tierra. Con objetivos reales y acordes a nuestra capacidad de implementación y de presupuesto. Vamos a decidir cómo vamos a vender nuestros servicios jurídicos, a quién, si hay que hacer énfasis para promocionar algún servicio jurídico concreto o intentar captar ese tipo de cliente que nos reporta más beneficio.

Es importante que los objetivos que nos fijemos para nuestro despacho sean objetivos eSpecíficos, Medibles, alcanzAbles, Relevantes y asumibles en el Tiempo. El acrónimo en inglés SMART (specific, measurable, achievable, relevant, time-bound) significa inteligente, por ello se dice que nuestros objetivos deben ser inteligentes, con independencia de si los hemos fijado para alcanzarlos a corto, medio o largo plazo.

3)      IMPLEMENTACIÓN DE ACCIONES 

En esta fase señalaremos en el calendario las fechas e hitos para llevar a cabo todas las acciones que nos permitan alcanzar los objetivos prefijados. Sin plan de etapas, la consecución de objetivos puede eternizarse y nunca llegar.

A la vez que se implementan las acciones estratégicas, deben medirse sus efectos. Hay que tomar el pulso a las acciones llevadas a cabo para conocer si se está en la senda correcta para alcanzar objetivos. El plan de marketing legal será algo vivo, porque vivimos en una realidad cambiante y por ello se hace necesaria una constante medición y rectificación de las estrategias y las acciones a implementar en función de que nuestros objetivos o necesidades se vean alteradas o su consecución derive inviable.

Si como profesional del sector jurídico te queda alguna duda con respecto a lo que acabas de leer, en GC60 MARKETING LEGAL te vamos a ayudar. Ponte ya en contacto con nosotros.

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